Un cuento solidario y de divulgación científica

«Era un día de lluvia y sol, con un espléndido arco iris sobre las montañas. No había colegio y los niños jugaban en la calle a pisar los charcos. Se acercaba la hora de comer y fue entonces cuando Maryola vio una estrella de mar que agonizaba en el suelo. Su aspecto no era muy bueno. Había perdido el color, seguramente escarlata en algún momento de su vida. Y sus cinco puntas apenas recordaban la simetría de su especie».